Venía a mayores
Quedamos en un pub donde tomar unos cachis para ir entonando, cosa que yo necesitaba entre tanto desconocido. Con el segundo, ya había leído más o menos las relaciones del resto del grupo. Había 2 matrimonios, el que era nuevo como yo iba a full contra el alto y el resto eran solteros y con razón. Visto que no podía jugar mucho me dediqué a intentar pasarlo bien conversando. Al tercer cachi, ya decidieron que íbamos a bailar a una de esas discos de moda.
En la calle me encontré con el chileno y su mirada no necesitaba subtítulos. Al chileno no obstante, no había que tocarlo, era el chico tras el que iba mi amigo, que llegaría más tarde. Otra cosa es que él lo supiera y por la forma en que me miraba, no tenía pinta de saberlo o le daba lo mismo.
En la discoteca se vio que no eran mucho de bailar aunque fueran a esos sitios. Algo más pedos, traté de arrancar de nuevo al de provincias, que estaba más favorable, pero ya me había cegado el alcohol. Al volver del baño, donde un triste Fernando Tejero estaba intentando llevarse al huerto a alguna niñata, el alto y el provinciano ya se estaba comiendo la boca.
Con bastantes ganas ya de irme, me di la vuelta y me encontré al chileno, mirándome desde la barra. Se acercó a hablar conmigo, que cómo me llamaba, a qué me dedicaba; cada vez más cerca. La verdad es que no me aparté y cuando me besó... pues ya me quedé en su boca.
Sin embargo, aquel guilty pleasure no duró mucho. Se apartó, se fue y yo me quedé ahí de pie mirando como se iba escaleras arriba.
No tardó en formarse el anillo de la conjura y todos se pusieron a comentar cómo era posible que me hubiese besado (porque fue él) estando mi amigo tras él. Fueron majos, la verdad, me consideraron una víctima.
Ya era tarde, me sentía fatal y el chileno no tenía visos de volver, así que decidí irme. De repente estabamos todos arriba y apareció mi amigo:
- Hey tio, ¿qué tal? Llego súper tarde, lo siento.
- Bueno yo ya me iba
- ¿Por qué? Mete pa' dentro que voy a pagar ahora.
- Nah en serio, ya me voy
- Tío que me tienes que ayudar, que ha venido el chileno, esta es mi noche- ¿En serio? Al borde del vómito estaba ya.
Se pusieron todos alrededor diciendo que esta noche mejor no, que se le veía cansado, que el chileno se había mosqueado, que mejor otro día.
- ¿Pero qué os pasa?
- ... Pues que me ha besado, tía.
ZAAAAAASSSPTTTTTTT
Se quedó toda la cola de la discoteca mirando. Sonó más que dolió, dolieron más las palabras, aunque lo que duele de verdad, son los actos, los míos digo.
- ¡PUTA! ¡ERES UNA PUTA!
- Tío lo siento, si es que se me ha echado encima - le dije con la mano en la mejilla como una pava.
- AHORA SÍ QUE TE VAS A IR, AHORA SÍ
La valla de la cola nos separaba, la gente nos miraba y sus amigos hablaban todos a la vez como una panda de puppets. Me fui de allí por la puerta de atrás, ahogado en éxito, lágrimas y alcohol, como una cerdita peggy.
Al rato me escribió el alto preguntándome dónde estaba. Se había quedado abajo besándose con el de provincias y no se había enterado de nada.
Acorde con mi situación alcohólico-sentimental le solté una parrafada de whats a él y otra a mi amigo.
¿Cuántas veces seremos buenos, no porque lo seamos, sino porque no tenemos la tentación de ser malos?