viernes, 29 de diciembre de 2017

La noche de la torta

Aquel sábado me atreví a salir con gente que no conocía. De todo el grupo, sólo tenía un amigo que además no podía ir hasta más tarde, así que me acoplé todo lo que me permitió la simpatía de aquella buena gente.
Venía a mayores otro un chico de provincia que era la primera vez que los veía en persona. Por twitter no me llamó mucho la atención, así que no le hice caso... y luego fue él, el que no mi hizo caso.

Quedamos en un pub donde tomar unos cachis para ir entonando, cosa que yo necesitaba entre tanto desconocido. Con el segundo, ya había leído más o menos las relaciones del resto del grupo. Había 2 matrimonios, el que era nuevo como yo iba a full contra el alto y el resto eran solteros y con razón. Visto que no podía jugar mucho me dediqué a intentar pasarlo bien conversando. Al tercer cachi, ya decidieron que íbamos a bailar a una de esas discos de moda.
En la calle me encontré con el chileno y su mirada no necesitaba subtítulos. Al chileno no obstante, no había que tocarlo, era el chico tras el que iba mi amigo, que llegaría más tarde. Otra cosa es que él lo supiera y por la forma en que me miraba, no tenía pinta de saberlo o le daba lo mismo.

En la discoteca se vio que no eran mucho de bailar aunque fueran a esos sitios. Algo más pedos, traté de arrancar de nuevo al de provincias, que estaba más favorable, pero ya me había cegado el alcohol. Al volver del baño, donde un triste Fernando Tejero estaba intentando llevarse al huerto a alguna niñata, el alto y el provinciano ya se estaba comiendo la boca.
Con bastantes ganas ya de irme, me di la vuelta y me encontré al chileno, mirándome desde la barra. Se acercó a hablar conmigo, que cómo me llamaba, a qué me dedicaba; cada vez más cerca. La verdad es que no me aparté y cuando me besó... pues ya me quedé en su boca.
Sin embargo, aquel guilty pleasure no duró mucho. Se apartó, se fue y yo me quedé ahí de pie mirando como se iba escaleras arriba.
No tardó en formarse el anillo de la conjura y todos se pusieron a comentar cómo era posible que me hubiese besado (porque fue él) estando mi amigo tras él. Fueron majos, la verdad, me consideraron una víctima.

Ya era tarde, me sentía fatal y el chileno no tenía visos de volver, así que decidí irme. De repente estabamos todos arriba y apareció mi amigo:
- Hey tio, ¿qué tal? Llego súper tarde, lo siento.
- Bueno yo ya me iba
- ¿Por qué? Mete pa' dentro que voy a pagar ahora.
- Nah en serio, ya me voy
- Tío que me tienes que ayudar, que ha venido el chileno, esta es mi noche- ¿En serio? Al borde del vómito estaba ya.
Se pusieron todos alrededor diciendo que esta noche mejor no, que se le veía cansado, que el chileno se había mosqueado, que mejor otro día.
- ¿Pero qué os pasa?
- ... Pues que me ha besado, tía.

ZAAAAAASSSPTTTTTTT

Se quedó toda la cola de la discoteca mirando. Sonó más que dolió, dolieron más las palabras, aunque lo que duele de verdad, son los actos, los míos digo. 
- ¡PUTA! ¡ERES UNA PUTA!
- Tío lo siento, si es que se me ha echado encima - le dije con la mano en la mejilla como una pava.
- AHORA SÍ QUE TE VAS A IR, AHORA SÍ
La valla de la cola nos separaba, la gente nos miraba y sus amigos hablaban todos a la vez como una panda de puppets. Me fui de allí por la puerta de atrás, ahogado en éxito, lágrimas y alcohol, como una cerdita peggy.
Al rato me escribió el alto preguntándome dónde estaba. Se había quedado abajo besándose con el de provincias y no se había enterado de nada.
Acorde con mi situación alcohólico-sentimental le solté una parrafada de whats a él y otra a mi amigo.

¿Cuántas veces seremos buenos, no porque lo seamos, sino porque no tenemos la tentación de ser malos?

Otra noche

Después de calentar cerveceando en el Terry Show y bailar por los bares, llega esa hora de la noche en la que sólo se abre la discoteca como excusa para el flirteo y el cuarto oscuro... y allí estaba yo...buscando...
Por muy mal que suene decirlo, si estás allí a esas horas es que estás igual de desesperada que las demás, así que sólo hay que buscar la presa más solitaria. La encontré en una esquina, repostando tras haber estado bailando en una columna, queriendo ser gogó (que ya hay que tener ganas de querer bailar como un autómata sin corazón)
Me acerqué bailando, me miró de reojo y me aceptó el ritmo, no hizo falta decir nada, comenzó el morreo... cerveza. Sin embargo, cuando tocaba Da Capo, se escabulló. Volví a la pista de baile con el chunda chunda.
Mis amigos estaban entretenidos con el romance del momento que a su vez era el recuerdo del amor estival previo y yo seguí con la putivuelta, entonces me topé con el trío: El español alto de mirada limpia, el bajito inglés algo enturbiado y el rubito inglés que miraba mal (a mí en concreto). Demasiada gente, no eran un buen target, así que di otra vuelta. 
*PUMPT*
- Oye oye
- Excuse me- El bajito inglés borracho se había quitado la camiseta mostrando en su pectoral izquierdo un tatuaje anatómico de un corazón... ñam.
- What's with you?- Este soy yo hablando inglés con toh el TOEFL.
- Perdona perdona- Dijo el alto, que se acercaba.
- Coño, que casi me tira- No tenía nada que hacer, se nota ¿no?
- Si es que es culpa mía, le gustas a mi amigo y quería llamar tu atención- Ainssss las técnicas de ligue.
- ¿A tu amigo?- No sé si se aprecia el énfasis.
- Sí un montón, me lo ha dicho desde que hemos llegado- Aproveché para girarme y ver como el bajito se estaba comiendo todo el morro con otro bajito, que no diré cómo pero ya me había enterado de que era estudiante de medicina y además una guarra.
- Tu amigo
- Sí sí, no sabía como llamar tu atención
- Tu amigo el que se está liando con ese otro
- No no, este
- Tu amigo ese de ahí que se está liando con ese otro- Le dirigí la cara con la mano para que viera lo evidente de la situación
- Coño, ay lo siento.
- Bueno, dile que yo soy mucho mejor médico- No sirve de nada esto, pero me tenía que dar el gusto al menos, de decirlo.
Como no podía ser de otra manera el alto se fue a "socorrer" a su amigo, aunque la verdad no hacía falta, el estudiante había sacado sobresaliente cum laude en boca a boca.

Meanwhile, en la pista el rubito me seguía mirando mohíno, pero ahora... estaba solo.
- You look at me very badly- Borracho no sueno tan de Antequera.
- What?
- What with you?
- I did not look at you like that.
- Yes, 5 times.
- Show me- Así que, le puse 5 caras de malhumor, 3 de ellas inventadas la verdad.
- Hahahahahaha, crazy.
- Let me show you

Vale, vale, no pasó así exactamente, pero lo tengo un poco borroso. Lo que recuerdo bien fue lo mucho que nos morreamos. Rubio, guapo, con el pelo repeinado pero bien y una lengua súper húmeda. Al principio se notaba que no lo tenía muy claro, pero luego... luego ya se conformó (De Manchester tenía que ser) Tortellini rellenos de Trufa.
Al rato, se dio cuenta de que se había quedado solo y se piró con la excusa de buscar a sus amigos.
No me saludó al día siguiente. Ay Mathew...

¿A qué sabrá el amor?

martes, 26 de diciembre de 2017

Una noche

El chico de camiseta blanca sacó la tarjeta para pagar las cervezas y en aquel momento sabía que sería él. No sabía como acercarme a su grupo de amigos, pero tenía el arma secreta de todo gay, mi mariliendre. En cuanto le di las coordenadas, estábamos inocentemente bailando su lado.

Ya estabamos todos algo encendidos, así que infiltrarnos no fue difícil.
- Te he visto pagar con tarjeta, tú tienes dinero - sí, ese soy yo entrándole-
- Jajajajaja, en Madrid, todos pagan con tarjeta.
- Sí sí, pero se te ha visto poderío ¿A qué te dedicas?
- Pues trabajo en El Ministerio..
- ¿De magia?- Las referencias a Harry Potter dan un par de puntos siempre y si no, es que no es mi tipo-
- Jajajajajaja, no, de Hacienda
- ¿Eres inspector?
- Algo así - me acerqué a él maravillado.
- Un héroe del siglo XXI, cuéntame más.- A los chicos le gusta hablar de lo que hacen... cuando hacen algo-
- Bueno pues, trabajo con Ministros y gente importante.
- Bueno, bueno, tú eres muy joven para eso- era muy joven para eso-
- Qué sí hombre- dio un trago
- ¿Cuánto años tienes?
- Pues 27... ¿tú qué? ¿20?
- Jajajajajajajajajajaja - Me suele pasar-
- 27 también- ahora se acercaba él-
- ¿Y tú a qué te dedicas?.
- Soy médico- de repente se alejó-
- Pufffffff, que pereza- Algún día habría que hablar de la mala fama que tenemos los médicos en el mundo gay-
- Bueno bueno....- sonaba a callejón sin salida-

Entonces entró uno de sus amigos, un poco canijo, a decir que si queríamos más bebida. Durante este lapso conversacional, mi pobre mariliendre se había quedado sin copa y necesitaba fuel así que decidí seguirle y pedir también.
- Yo te invito- más que copas quería este-
- No hombre, yo me pago, yo me pago.
Según volvíamos entre la gente, me cogió del hombró y me dijo algo en voz baja.
- ¿Eh?
Lo volvió a repetir como en voz baja, no me enteraba de nada, sus ojos me decían que era una trampa, pero como soy tonta, me acerqué y ahí se lanzó a comerme la boca.
Geniaaaaal, le había gustado a este y no al otro. No parecía que nos hubiese visto nadie, traté de apagar la hoguera antes que hubiese mucho humo y me colé rápido al lado de mi mariliendre. Decidimos bailar a tope un rato, hasta que alguién me arrinconó contra una silla... el de camiseta blanca.
- Pero a ver, ¿Por qué tienes que ser médico? ¿Por qué?- Así que sí que le gustaba (muajajajajaja)-
- Para ayudar a la gente- dije con una sonrisa inocentona.
- Para ayudar a la gente claro
- Hay gente que necesita mucha ayuda- Le dije susurrándole al cuello y subiendo hasta la oreja.
- Os gusta mucho ayudar y luego sois unas perras- dijo mientras me arrinconaba más contra la silla-
- Haz bien y no mires a quién- bueno...mira un poco-
De repente, su amigo irrumpió y se lo llevó (valiente cabrón). Mi mariliendre vino a rescatarme y nos pusimos todos a bailar.

Coincidió la típica canción que nos ponemos todos a cantar a coro (tipo maná o algo así) y estratégicamente el bajito se colocó justo enfrente buscándome la mirada, pero yo no quería caer en más trampas. No me esperaba su jaque mate, a lo tonto me comió la boca delante de todos.
Adiós a mi romance con el inspector de hacienda (que soy una romántica, no me diréis que no).

Sin embargo tenía otros fuegos que tapar, otro de blanco había besado a mi mariliendre. Ella quería más, resistiéndose a pensar que era un beso tonto de gay, el fuel que le había dado la tenía ardiendo y tuve que escapar de allí con ella antes de que explotara.
Me despedí de los chicos no sin antes aclarar a mi chico de camiseta blanca que él era mi elegido (¿sería por romance? ¿por hacer daño? ¿Porque el de negro me había estado robando besos injustamente toda la noche?) y volé con mi amiga que ya no distinguía las barreras de la orientación sexual ni de la puerta del taxi.

¿Qué habrá sido de mi inspector? Habrá conocido a otro médico, que tenemos nuestra fama, pero la gente vuelve buscando más.

Tu aliento

Ésta y otras entradas, que tienes clarísimas cuando estás borracho, pero se evaporan al alba.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Como una manta en invierno cuando cae la luz de la tarde y todo se vuelve azul.
Como el humo del café, mientras te calienta las manos.
Como el chorro de agua caliente que no te deja salir de la ducha.
Como esa melodía en el túnel del metro.
Como esa rima que no abandona mi mente.
Esa ternura eres tú...
                                                            ese calor en mi espalda mientras me abrazas